En la curvatura del tiempo,

van dos líneas paralelas.

Siempre distantes,

sin poder jamás cruzarse.

Se observan en silencio,

tan distantes...

Se desean en silencio,

sin hablarse...

Predestinados.

Enamorados.

Equivocados.

Siempre separados...

¿Para qué buscarte?

Si no sé donde encontrarte.

¿Para qué soñarte?

Si no puedo tocarte.

¿Para qué pensarte?

Si no logro recordarte.

¿Para qué...?

Será mejor olvidarte...

¿Cómo decirle al corazón que no te ame?

Si con verte un instante a los ojos,

puedo imaginar toda una vida a tu lado...

El cielo de noviembre me hace suspirar;

el cielo de octubre me hizo recordar.

Una foto del cielo que pude tomar,

una tarde que a tu lado pude estar...

¿Quién llenará de caricias su almohada?

¿Quién clavará en el vacío su mirada?

¿Quién suspirará en una noche estrellada?

¿Quién vagará a la luz de la luna plateada?

Pensando en ti...

Mientras la noche caía lentamente,

y las estrellas se alzaban en el cielo,

a mi mente vino tu recuerdo.

Sintiéndome feliz con tu presencia,

di un paseo debajo de la luna,

acordándome de toda tu dulzura.

Suavemente recorrí todo tu cuerpo,

disfrutando del perfume de tu pelo.

Tu piel emanaba un dulce aroma,

que me hacía estremecer de sólo olerlo,

un aroma dulce, de rocío,

que se mezclaba con la luna y los jazmines.

Tiernas palabras me decías al oído,

y me hacías volar hasta la luna.

El diseño más perfecto, que se pudo jamás crear,

eres tú, princesa mía, te lo juro de verdad.